jueves, 3 de diciembre de 2015

Las miradas sobre esas siliconas

Mostrar un buen escote, ser el epicentro de todas las miradas y dejar a más de uno sin aliento son los propósitos de algunas mujeres que deciden ingresar al quirófano para someterse a una mamoplastia, con el fin de aumentar una o dos tallas el busto.

¿Y qué opina el sexo opuesto? La mayoría cree que lo hacen porque carecen de autoestima y son inseguras, pero admiten que les gusta observar los pechos bien abultados y redondos. No obstante aseguran que no les agradaría que su pareja se arriesgue a una cirugía de esa naturaleza.

Mía hizo un sondeo a 20 varones, entre estudiantes, profesionales en comunicación, economía, ingeniería, administración y otros; el 70% considera que las mujeres con prótesis “carecen de autoestima” y entran a la sala de operaciones para “sentirse mejor”. El restante 30% piensa que es una cuestión de querer “agradar”, “atraer” y “robar miradas” masculinas.

Al consultarles si les gustaría que su pareja se ponga implantes en los pechos, el 75% asegura que no y el 25% responde con un entusiasta “sí”. El 5% admite haber salido con “mujeres siliconadas” y dicen que sintieron “temor” en el momento de la intimidad, pues creían que podían reventarse con un apretón.

La consulta también incluyó a 20 mujeres. “Considero que esas mujeres son presas de estándares de moda inventados o impuestos para hacer de ellas una especie de adorno presumible”, opina una de ellas, cuyo punto de vista coincide con otras 16; mientras que tres señalan que “es una decisión personal” y nada tiene que ver con ser una modelo, sino con temas de salud (en caso de reconstrucciones mamarias) o por el simple gusto de sentirse bien.

Cuando se les preguntó: ¿te harías un implante de mama? 18 consultadas respondieron que están conformes con su cuerpo y dos indicaron que no lo harían por el elevado costo (aproximadamente $us 1.500).

A diferencia de las y los encuestados, el presidente de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, Nadir Salaues, considera que “una mujer que se somete a una cirugía no lo hace porque tenga baja autoestima. Es una manera de quererse aún más”.

Aclara que algunas pacientes que deciden realizarse un aumento de busto suelen tener una hipoplasia mamaria, es decir, la falta de desarrollo de sus pechos por razones congénitas. Explica que otras acuden al cirujano para mejorar la apariencia de sus mamas porque han perdido volumen debido a la edad avanzada, por los embarazos, la lactancia, los cambios bruscos de peso o porque han sido extirpadas para frenar un cáncer.

Han pasado 53 años (1962) desde la primera cirugía de aumento de senos mediante los implantes de silicona. Hoy, esta operación es la segunda más popular en el campo de la cirugía estética en el mundo. En Bolivia, según Salaues, el 50% de las mujeres que van con un cirujano plástico deciden realizarse una lipoescultura (modelado de la línea corporal mediante la liposucción), el 30% una mamoplastia, de las cuales el 80% buscan mejoras estéticas y el restante 20% por razones de salud; el 10% por rinoplastia (operación quirúrgica para restaurar la nariz) y el 5% por aumento o elevación de glúteos; el resto, otras intervenciones.

“Yo me hice un implante porque tenía los pechos muy pequeños y cuando me los puse me sentí mucho mejor, con una figura más armónica. No es que tenía baja autoestima, sino que quería sentirme mejor”, cuenta Carolina de 38 años de edad, quien decidió realizarse una mamoplastia a los 22.

Las cirugías estéticas ¿son buenas o malas? La psicóloga Inés Salazar dice que “esta decisión puede generar un momento gratificante, pero también puede convertirse en una adicción, es decir que cada vez que se sienta inconforme con su cuerpo trate de modificarlo tratando de mantenerse en un estereotipo de belleza”. Indica que si la cirugía es por salud, la decisión es positiva, pero si se busca encajar en los estereotipos una debe preguntarse si vale la pena.

Salaues aclara que no existen estudios concretos sobre daños provocados en la salud a causa de los implantes mamarios, pero remarca que “en el organismo solo se puede poner implantes de silicona certificados. No puede colocarse otro tipo de productos, pues las mamas se deforman y comienza un calvario”.

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