martes, 16 de agosto de 2016

¿Cuáles son los riesgos de comerse las uñas?




¿Sos de las personas que te ‘comés’ las uñas para calmar tu ansiedad o estado de nervios?. Esta manía o mal hábito, que tiende a verse como algo normal, es grave, pues encierra no solo problemas estéticos y físicos, sino también emocionales. Un odontólogo y una siquiatra lo abordan y te dicen cómo enfrentar este trastorno.

La onicofagia, como se denomina a este problema, es una enfermedad de carácter sicológico, que puede precisar de ayuda profesional. La persona que padece onicofagia puede llegar al extremo de retirar sus uñas hasta dejar la piel al descubierto, hacerlas sangrar, infectarlas y que luzcan antiestéticas.

Morderse las uñas es una manía que muchas personas desarrollan en la infancia, y a veces la siguen manteniendo con el paso del tiempo. Esto dificulta abordar el problema y más todavía buscar soluciones.

Su origen
Estudios y especialistas, aseguran que una de las principales causas por las que un niño o adulto tiende a morderse las uñas es por ansiedad. Se trata de una vía de escape que termina convirtiéndose en algo habitual y común.

Estos cuadros de ansiedad, en la mayoría de los casos, se deben a la presión que rodea a la persona y lleva a que se produzcan cuadros de angustia y estrés que derivan en este acto.

Con el paso del tiempo este acto deja de representar una vía de escape, y se convierte más en una manía. Es cierto que a causa de lo mal que se ven las uñas mordidas, muchas son las personas que al crecer abandonan este hábito, pero otras no.

Los problemas físicos
El odontólogo Pablo Peñaranda, gerente de la Unidad de Servicios del Sedes, explica que el crecimiento de las uñas se ve afectado por el hecho de ser mordidas, ya que al morder generamos en la uña micro roturas que la obligarán a crecer de manera desigual, a capas, sin cubrir toda la superficie de la carne. “Mantener unas uñas demasiado cortas puede provocarnos dolores a la hora de asir objetos, ya que son necesarias para aumentar la adherencia y precisión de los dedos”, aclara.

También tiene un efecto en los dientes, ya que al estar constantemente golpeando unos con otros a la hora de realizar la mordida, provoca desgaste y mayor sensibilidad de las piezas dentales, porque pierde parte del esmalte que los recubre.

Asimismo, se puede desarrollar una maloclusión dental con el consecuente problema al masticar, así como la transmisión de bacterias y hongos por vía oral, ya que las uñas son un foco activo de estos microorganismos, los cuales pueden desencadenar infección en la mucosa de la boca.

Los problemas sicológicos
Para la siquiatra Iracema Justiniano, responsable del Programa de Salud Mental del Sedes, esto tiene que ver con la ansiedad y el control de los impulsos.
“La persona siente una disminución de la tensión al realizarlo, puede ser episódico relacionado con momentos de mayor estrés, apareciendo en situaciones de agobio personal, como también estar asociado a una patología psiquiátrica”, afirma, agregando que suele aparecer en la infancia y desaparecer con la edad, como también persistir o estar presente en la adultez.

Recomienda que para tratar este problema hay que conocer el origen de la ansiedad, al mismo tiempo los afectados pueden tener retraimiento y vergüenza de que las demás personas observen sus uñas ‘comidas’, dedos heridos y llegar a afectar su autoestima, por ello una terapia sicológica puede ayudar al paciente a modificar su conducta.

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